¿ Coulant de chocolate o Cheesecake ? ¿Ken follet o Victor Hugo? ¿ Frío o calor? ¿Rubia o morena? ¿Té o café ? ¿Leer o escribir?
¿ Avión o tren? ¿Playa o montaña?
¿Por qué elegir? ¿Por qué no intentarlo todo? ¿Por qué renunciar a las cosas?
A pesar de ser de las que piensan que " No se puede estar en misa y repicando" por una vez estaba convencida de poder encontrar el tiempo y la forma de hacer que todo encajara. Por primera vez no quería renunciar a nada.
Y ese no querer renunciar fue lo que me llevó a deambular minutos, horas, días, semanas y meses por el inquietante y fantástico mundo de la indecisión.
Inquietante, porque hay que enfrentarse a una elección, hay que sopesar las posibilidades, ser objetivo, y en la mayoría de los casos poco pasional y muy racional ( algo que a mí personalmente me supone un gran esfuerzo ) y fantástico, porque la elección implica variedad, posibilidad, y autonomía para el que elige, poder elegir es libertad.
Cuando se trata de cosas que nos gustan se nos hace muy difícil elegir.
La idea de escribir un blog, o crear un espacio que me permitiese hablar de las cosas que me gustan y expresarme libremente, hacía mucho tiempo, demasiado, que me rondaba la cabeza, sin llegar a tomar forma debido a la indecisión que me suponía tener que elegir un tema o hilo argumental; y es que eso implicaba tener que renunciar a cientos, miles, millones de cosas que me gustan, me apasionan y me motivan. De ahí que este blog haya cambiado de título y contenido en muchas ( demasiadas ) ocasiones.
Pero si hay algo que pone cada cosa en su sitio eso es el tiempo... Y tiempo es lo que ha tenido que pasar para que me diese cuenta de que no tenía por que renunciar a nada, de que no tenía que elegir un argumento... a fin de cuentas, si la paleta de un pintor está compuesta de una infinidad de colores y tonalidades, porqué debería yo limitar mi mundo al blanco y al negro?
