13 de enero de 2014

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Desde que me independicé, ahora hace unos 8 años, he cambiado de casa cinco veces, lo que conlleva , además de mucha ilusión por la nueva etapa, cinco mudanzas; una de ellas internacional. Y si de algo puedo, mejor dicho, podemos presumir es de haberlas hecho todas con nuestras manitas, nuestro cochecito y en alguna ocasión con las risas y el buen humor que algunos amigos han aportado.
Pero este post no quiere hablar de la pesadilla que representa una mudanza en la vida de una persona ( eso si, puede que en el futuro dedique un post a dar algunos consejillos sobre el tema ) sino del proceso para dar un alma al nuevo espacio que nos es desconocido.
Cada vez que hemos cambiado de casa hemos procurado darle el toque personal que nos caracteriza para sentirla como lo que iba a ser, nuestra casa. Sin embargo, debido a una mentalidad 100% nómada que todavía dura, a Ikea, y otras tiendas de decoración que ofrecen una buena relación calidad precio, nunca hemos invertido fortunas en decoración. Sin embargo, mirando hacia atrás y analizando el estilo de todas las casas en las que hemos estado ( a pesar de ser muy diferentes entre ellas ) hemos individualizado tres rasgos que las acomuna y con los que, por lo tanto, nos sentimos a gusto :

1. Pocos muebles. Seguramente en un principio esta máxima vino dada del hecho que el primer apartamento que compartimos fuese un ático de unos 30m2 (con otros tantos de terraza eso si) en el que obviamente nos vimos obligados a minimizar en cuanto a decoración y en cuanto a todo en general. Pero en las casas sucesivas, los m2 de las cuales fueron aumentando sucesivamente, hemos seguido manteniendo este punto minimalista y práctico; por lo que hemos acabado por aceptar que nuestro minimalismo no es proporcional a los m2 de los que disponemos, sino a nuestra necesidad de mantener el espacio libre, convirtiéndose éste mismo, en un elemento decorativo más.

2. Colores claros. Es probable que en un principio este punto también estuviese motivado por el espacio reducido del primer apartamento; pero analizándolo sucesivamente, es obvio que los colores claros aportan luz al margen del tamaño del ambiente y de la cantidad de ventanas que haya, por lo que siendo la luz el elemento más importante para nosotros a la hora de elegir casa, está claro que la preferencia por este tipo de colores siempre ha venido dada de manera natural.

3. Mezcla de estilos. Aunque somos fieles amigos del Sr. Ikea, de la practicidad y versatilidad de sus muebles y ¿por qué no? también de su estilo nórdico de líneas claramente simples; también nos gusta comprar alguna que otra pieza ( ya sea una mesa, un colgador, una silla, un cuadro, etc...) en otro tipo de tiendas, para conseguir exactamente ese punto de personalización necesario para sentirte como en tu casa y no como en la de un catálogo.

Estos tres puntos también podrían caracterizar el estilo Shabby Chic. Se trata de uno de los estilos de decoración más criticados ( y es que la línea entro lo shabby y lo kitsch hay que reconocer que es muy pero que muy finita), pero también es uno de los estilos que de un tiempo a esta parte está más de moda.

Aquellos que asocian el estilo shabby con las casas victorianas, las florecitas y los volantitos, tienden a considerarlo un estilo empalagoso y frufrú. Sin embargo hoy en día es posible conseguir ambientes tan minimalistas y a la vez "shabby" ( raído, andrajoso) como estos : 






Si algo se ha puesto de moda en los últimos 10 años son los papeles de pared para dar una nota de color, y también aquí el estilo shabby ofrece un bonito abanico de posibilidades.




En lo que a cocinas se refiere, es un estilo que suele ser más apreciado y usado sobretodo en segundas casas en zonas de costa.





A mí personalmente es un estilo que me gusta, ya que me aporta la serenidad y lógica ambiental que desde mi punto de vista una casa debe tener.



¿Vosotras que opinais? ¿Shabby Chic si o no? 





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